Hoy (21 de julio de 2018) hace justo un año que me fui de mi ciudad natal en busca de nuevos horizontes. Recuerdo perfectamente aquel viernes, lo duro que se me hizo despedirme de todos mis compañeros de trabajo, el nudo en el estómago, la sensación de irrealidad, montarme en el coche cargado hasta la bola y partir.
Recuerdo el trayecto, cada detalle: lo que comí, la gasolinera en la que paré, los sentimientos a flor de piel, una conversación telefónica con la que entonces era mi pareja, y empezar a llorar.
Llorar, llorar, llorar, sin furia, un llorar suave, como la lluvia primaveral que refresca los campos. Lloraba porque no podía más, por la última semana de tensión, de cansancio, de no dormir, de preparativos y de viajes a Ronda ida y vuelta en el mismo día en busca de piso, por los últimos meses de incertidumbre, de tomar decisiones difíciles, de estrés, por los últimos dos años, que habían sido a la vez los mejores y peores de mi vida. Lloraba para purificarme, por todo lo que estaba perdiendo exactamente en ese momento, lloraba porque sentía que para mí nada nunca volvería a ser lo mismo.
Y no me equivocaba.
ABNEGACIÓN: Acto I – A New Beginning. Ya disponible en Spotify, HHGroups y el SoundCloud de City Cobras.